La luz como principal elemento de construcción

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Cuando nos quedamos parados frente a un gran edificio, admirando la belleza de sus formas, la complejidad de su construcción, siempre hay un material que nos pasa inadvertido. Y no, no hablamos de los cimientos, aunque estos también son importantes para poder levantar todo lo que estamos viendo, aun  manteniéndose oculto bajo la superficie. Nos referimos precisamente al material que nos permite observar ese edificio de esa manera concreta, tanto por fuera como sobre todo por dentro. A un material que realza los demás y nos hace distinguirlos y disfrutarlos en todo su esplendor. Se trata de la luz, un componente que los arquitectos y diseñadores deben tener muy en cuenta a la hora de crear los edificios o monumentos, para conseguir que su obra quede expuesta tal y como ellos desean ante la visión del público.

Tal vez podríamos discutir sobre lo apropiado o no de denominar a la luz como un material, ya que muchos pensarán que precisamente, una de las condiciones indispensables de la luz es que es inmaterial. Sin embargo, a la hora de tenerla en cuenta para levantar un edificio, sobre todo si tiene una funcionalidad especial, la luz debe ser considerada como un material más para agrandar visualmente un especio, para embellecerlo o para dotar de un ambiente determinado a un lugar concreto. La ausencia de luz natural en un edificio de oficinas, por ejemplo, puede llevar a las personas que trabajan muchas horas allí a sufrir cierto estrés, por estar solo expuestos a la luz artificial. El ser humano necesita de la luz solar y los arquitectos y diseñadores son muy conscientes de ello, tanto que incluso crean los edificios con una orientación determinada, para aprovechar mejor esa luz en los momentos más propicios del día. En este artículo vamos a profundizar en el concepto de luz como elemente indispensable a la hora de crear o diseñar un edificio.

El uso de la luz en arquitectura

Ya desde tiempos antiguos se hizo patente la necesidad de iluminar de forma natural el interior de los edificios, aprovechando la luz solar que llegaba desde arriba, pero también la que se iba desgranando a lo largo de todo el día. Se crearon huecos toscos al principio para permitir el paso de la luz hasta el interior de las habitaciones o lugares concretos, y posteriormente se fue perfeccionando, incluyendo ventanales y huecos en los diseños previstos para cualquier edificio, sobre todo si era grande, dándole a la luz un papel primordial en el mismo. En los templos, por ejemplo, se buscaba crear un ambiente muy especial, algo oscuro y muy diferente al del resto de edificios, y eso se lograba con ventanales muy altos, y posteriormente, con el uso de las vidrieras, que dotaban a la luz de un color especial en el interior de los templos.

La luz es el material que nos permite ver lo que hay dentro de un lugar, tanto si es una simple habitación de oficina como si estamos dentro de un templo con más de mil años. La luz, ya sea natural o artificial, es la que proporciona la visibilidad necesaria para disfrutar de los detalles del interior, que sin ella quedarían oscuros, olvidados y apartados. Es por eso que en muchas ocasiones, los arquitectos han decidido colocar ventanas y huecos estratégicamente ubicados para iluminar de una forma especial cierta estancia, o cierto rincón de un edificio muy grande. De hecho, ya miles de años atrás se construían pequeños templos por los que la luz llegaba a colarse, de una forma muy concreta, en fechas señaladas como el solsticio de invierno, para iluminar un altar, por ejemplo. Este tipo de aprovechamiento de la luz también dota a este material de un componente más espiritual que físico. Los edificios donde la luz lo inunda todo son más acogedores, son más especiales, y los arquitectos siempre lo han tenido en cuenta.

El manejo de la luz

Volvemos a definir la luz como un material más, igual que lo puede ser el mármol o la madera, a la hora de diseñar y crear un edificio. Y es que dependerá del manejo que le demos la forma en la que el propio edificio se vea, tanto por fuera como por dentro. Podemos utilizar solo luz artificial, por supuesto, y en muchos sitios lo hacen para lograr un ambiente que sería imposible de conseguir con la luz natural, mucho menos homogénea. Sin embargo, el arte de crear diferentes ambientes lumínicos a través de ventanales, utilizando los huecos de luz para conseguir que la iluminación sea total en algunos momentos del día, y vaya decayendo en otros, también es una cualidad indispensable a tener en cuenta para aquellos que quieran crear un edificio. La luz debe manejarse como un elemento más de la construcción.

Arquitectos que desarrollan sus proyectos en función de la luz

En los últimos dos siglos, la arquitectura ha vivido una gran revolución, consiguiendo que las casas y las viviendas particulares se han mucho más acogedoras gracias no solo a los adelantos técnicos, sino a la fértil imaginación de muchos arquitectos y diseñadores geniales, que han logrado reinventar el uso de la luz sobre los edificios. Desde Le Corbusieur hasta Frank Lloyd Weber, posiblemente los dos arquitectos más influyentes del siglo XX, pasando por Zaha Hadid, Frank Gheri o Naoto Fukusawa, los arquitectos modernos han interiorizado la importancia de la luz como elemento de construcción y en muchas de sus obras se han basado directamente en la forma en la que la luz natural incidía en un terreno concreto para crear un edificio tomando en cuenta esas especificaciones.

Obras a tener en cuenta

La importancia de la luz, como ya hemos visto, no es algo actual ni reciente, sino más bien un concepto que ya tenían en cuenta aquellos arquitectos que nacieron hace siglos, y que llevaron a cabo obras tan imponentes como la Catedral de Chartres, por ejemplo, con un uso de la luz muy especial, o el Partenon de Agripa, en Roma, que cuenta con un óculo central en su cúpula para permitir el paso de la luz. Los edificios con grandes ventanales son muy habituales hoy en día, precisamente con la misión de aprovechar al máximo la luz natural. Las casas de Frank Lloyd Weber son un ejemplo perfecto de esto, incrustadas en un espacio natural que las acoge de manera perfecta, adaptándose la casa al entorno, y no al contrario, en un intento por mantener esa vibración natural tan positiva.